martes, 13 de diciembre de 2011

La autonomía vasca al servicio de la destrucción de Bizkaia.


Nuestra querida patria bizkaina es el patito feo de la autonomía vasca. Nuestra identidad es objeto de burla y de abierta envidia por parte de nuestros vecinos, que no sólo se han apropiado de grandes extensiones de nuestro solar patrio, sino que viven a todo tren a costa de nuestros impuestos. Es el cerdo de Euskal Txerria que no para de engordar con nuestras riquezas mientras echa pestes un día sí y otro también de la mano que le da de comer. Los alaveses por calculado desafecto, y los guipuzcoanos, por abierto expansionismo, desangran las arcas de nuestra maltratada Vizcaya; adormecida por el sueño negacionista.

¿Vale la pena continuar alimentando la destrucción de nuestra identidad nacional en aras de la construcción del nuevo estado navarro? ¿De verdad merece la pena pagar las facturas de esta autonomía asimétrica? Los bizkaitarras con conciencia nacional decimos que no. Creemos que para que nuestra tierra desarrolle todo su potencial y ofrezca una alternativa de futuro para sus ciudadanos, es necesario que Vizcaya camine sola. Si queremos garantizar el bienestar de nuestras gentes es el momento de destinar los recursos derrochados en la pantomima autonómica vasca en un proyecto de autogobierno propio. Si queremos que nuestra voz se vuelva a oír es el momento de construir una voz para los habitantes de Bizkaia que se pueda oír en Madrid y en Bruselas; una alternativa defensora de los frutos del árbol de Gernika que quiera volver a situar nuestra voz por encima de la mordaza de Vitoria y Pamplona.

No deseamos ningún mal a nuestros vecinos; es solo que consideramos que ha llegado el momento de decir basta. No queremos ser asimilados por el panvasquismo neonavarrista, ni ser arruinados por un parlamento vasco donde nuestra tierra está subrepresentada. Queremos decir con voz alta y mirada limpia que preferimos llevar nuestro propio camino, que deseamos volver a ser lo que siempre hemos sido, sin que nadie se moleste, sin que nadie se ofenda; pero sin que nadie cuestione nuestra dignidad y resolución para llevarlo a cabo. Tenemos determinación para reivindicar nuestra identidad bizkaitarra. Una identidad plural que construir en una nueva configuración territorial, donde nuestra tierra camine junta en su diversidad.


Queremos garantizar un futuro a nuestros idiomas, a nuestras formas de vivir, de pensar y de ser. Queremos hacerlo desde el respeto, pero desde la firmeza. No deseamos ni usaremos la violencia, pues la justicia de nuestros planteamientos tienen más fuerza moral que cualquier arma que nuestros enemigos quieran emplear; el triunfo ha de llegar siempre por despertar las conciencias de nuestro pueblo.

Es el tiempo de garantizar la viabilidad de nuestra identidad nacional, reclamando nuestra propia autonomía. No pueden existir excusas ante la llamada a nuestro autogobierno: ni desde el gobierno central ni desde el vasco. El primero ya ha concedido este autogobierno al segundo y ha reconocido en su constitución los derechos que en virtud a nuestro pasado podemos reclamar siempre dentro del estado. No tenemos ningún problema con ésto, ya que el bizkaitarra siempre ha sido protagonista y líder de la historia de Castilla primero y de España después. Queremos seguir liderando y protagonizando esa historia que con gran orgullo construyeron nuestros antepasados, y que por ella ha sido merecedora de reconocimiento en la actual constitución. No sabemos si podemos esperar lo mismo del gobierno vasco. Éste está dominado por el asimilacionismo y el negacionismo que anega nuestra tierra. Sin embargo no podrá resistir esta justa reclamación si la conciencia nacional de Vizcaya despierta de su letargo. No pueden justificar la incoherencia de reclamar la autonomía y/o secesión de la causa vasca, y a su vez negársela a Bizkaia.

Vizcaya no quiere ni debe integrarse en el pretendido renacimiento del Reino de Navarra bajo la máscara del panvasquismo. Muchos de nuestros compatriotas viven confundidos con la ensoñación del asimilacionismo; sabemos que de buena fe. Pero es el momento de iluminar de nuevo las conciencias de los verdaderos patriotas, y de denunciar los desmanes de aquellos que incrustados entre nosotros, son lacayos de una patria extraña y sintética. Es tiempo de sustituir el Aberri del panvasquismo asimilacionista por el Aiterri de nuestros antepasados. Necesitamos menos abertzales y más aitertzales. Menos negacionistas y más bizkainistas. Es la hora del renacer de nuestra Bizkaia ante el mundo, y para ello es necesario que todos desde nuestras distintas posiciones, arrimemos el hombro para difundir este mensaje de esperanza para nuestro pueblo: el mensaje de la Conciencia Nacional Bizkaina.

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