El pasado día 3 de diciembre, los partidarios de la raquítica autonomía vasca y los partidarios del nacionalismo navarrizante que asola nuestra tierra se dedicaron a celebrar la fiesta del "Día del Euskera". Ésta festividad se asemeja al catatónico relato de Orwell en 1984, donde la neolengua identifica los antagonismos para nombrar una cosa con su contraria. Y qué hay más contrario al espíritu de celebrar un idioma que festejar el genocidio cultural y lingüístico de la pluralidad y riqueza del habla euskérika bizkaitarra. Nuestra tierra, rica en matices lingüísticos, ha desarrollado durante siglos un modo propio, un uso autóctono y particular de la lengua vascuence. Cada zona ha desarrollado su propia identidad y particularidad, su genuina manera de comunicarse en las lenguas de nuestra tierra.
Desde que se impuso el asimilacionismo cultural del vasquismo navarrizante, asistimos a un ataque sin precedentes contra la identidad cultural y lingüística de Bizkaia. En nombre de la preservación de una lengua se están asesinado premeditadamente las múltiples lenguas de nuestra tierra, laminadas por la apisonadora uniformizante del euskera batua. Ésta lengua sintética y pobre, que hunde sus raíces en la forma de hablar un euskera particular de la zona de Gipúzkoa y Navarra, se viene imponiendo con el aplauso general de una clase política e intelectual pesebrera del asimilacionismo. Se produce además este genocidio desde la más tierna infancia, donde se introduce la nueva lengua uniformizante en zonas que nuestros idiomas autóctonos ya cubrían y que se ven asfixiados por esta nueva ola de conversos culturales.
Los bizkainos no podemos seguir callados ante este crimen que se está cometiendo aquí y ahora; delante de nuestras narices y con la complacencia de nuestros gobernantes. Debemos recuperar nuestras propias raíces, nuestra propia identidad rica en matices. Si dejamos morir esta parte de nuestro patrimonio que actualmente boquea asfixiada por este tsunami uniformizador y reduccionista, asistiremos impasibles al entierro de siglos de esencia nacional bizkaína a manos de quienes ni aman, ni comprenden, ni aceptan a nuestra tierra: Vizcaya.
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