viernes, 23 de diciembre de 2011

Felicitaciones al Bilbao Basket

Ayer, 22 de diciembre de 2011, los jugadores de baloncesto del Gescrap Bilbao Basket consumaron una gesta europea al meterse en el Top 16 del Basket europeo. Lo hizo precisamente contra uno de esos equipos mimados por la artificiosa autonomía vasca: el Caja Laboral Baskonia de Vitoria. Los hombres de negro demostraron que cuando Bizkaia apuesta por competir, despojándose de todo lastre impuesto desde el negacionismo, es capaz de derrotar a cualquier adversario. Esto es especialmente destacable en este ámbito en particular. Bizkaia siempre ha sido una potencia futbolística, el deporte rey por antonomasia en España. Por su parte, sus vecinos vascos siempre han demostrado un nivel rayano en la mediocridad a la hora de intentar mantenerse en un deporte tan competitivo, siendo el Alavés carne de segunda B, y la Real Sociedad un equipo que subvencionado hasta las cejas con ayudas de diputación y ayuntamiento apenas puede mantenerse en primera división, como ha venido demostrando en los últimos años.

Esta incompetencia deportiva durante décadas ha llevado a que se buscara potenciar artificialmente las capacidades deportivas de las provincias ventajistas del proyecto vasco a base de inversiones públicas sin ningún tipo de rubor en deportes considerados menores, pero con un gran empuje de aficionados. Así, una ciudad como Vitoria, recibió los parabienes de las administraciones negacionistas para construir un equipo que les metiera deportivamente en el mapa. Ese equipo es el Baskonia. ¿Qué mejor fantasía para un negacionista que vestir de "Basko-nia" al equipo de baloncesto de la capital desafecta de Álava y otorgarle triunfos a golpe de talonario? El efecto colateral de toda esta estrategia ha sido el boicot durante décadas del baloncesto de Bizkaia, que vio como fracasaban uno tras otro todos los equipos que como el Caja Bilbao o el Patronato, lograban éxitos deportivos que los herían de muerte por falta de financiación para poder acceder a las grandes ligas.

Esto sin embargo cambió con la apuesta del Bilbao Basket. Tras intuir el gran mosqueo que los miles de aficionados a este deporte en Bizkaia sentíamos por el abandono institucional a nuestros equipos mientras se mimaba entre algodones al cuadro de la Llanada, alguien por fin entró en razón y dio un mínimo apoyo a nuestro baloncesto. Se hizo a través del patrocinio y de conceder al equipo la capacidad de disponer de una cancha que diera cabida real a la afición de Bizkaia, para que se obtuvieran los ingresos que en justicia merecía un equipo de élite. Se accedió a que el equipo se mudara del anticuado y entrañable pabellón de la Casilla, al enorme Bizkaia Arena como paso previo al actual Miribilla Arena. Por fin nuestro Basket podría competir en igualdad de condiciones.

Y en igualdad de condiciones, Bizkaia siempre gana. Lo demuestra un equipo que en pocos años a pasado de empezar en lo más bajo a situarse en la élite del Basket estatal y europeo. El año pasado obtuvo un meritorio subcampeonato de la ACB solamente por detrás del todopoderoso Barcelona, y este año, ayer mismo demostró que el equipo de élite de la pantomima vasca no es el Baskonia, sino el Bilbao Basket. A pesar de los esfuerzos Gipuzkoanos por ayudar a la Llanada, en forma de patrocinio de la Caja Laboral, punta de lanza del colonialismo económico del negacionismo; y de la cobarde retirada de ayudas institucionales con la crisis como excusa y que ha llevado a sustituir el nombre de nuestra querida tierra por el de una empresa privada en el patrocinio; los hombres de negro demostraron una vez más la supremacía de Bizkaia cuando es dueña de su destino. Hombres venidos de fuera, en esta tierra siempre acogedora con los que luchan por ella, han dado una lección a muchos negacionistas de dentro. Si Bizkaia compite, Bizkaia gana. Si Bizkaia se librase del lastre, de la solidaridad panvasquista que le frena en todo su potencial, si dispusiera de la totalidad de sus recursos, nuestra tierra se asentaría en el lugar que le corresponde entre la élite de todos los campos en que quisiera participar.

Ayer los hombres de negro dieron una lección de dignidad bizkaina frente al artificial producto alavés del asimilacionismo. Bizkaia entera debería aprender de esta lección y empezar a funcionar en clave nacional. Los tiempos lo requieren y la patria lo necesita.

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